(Escrito por Madel Esquivel)
El próximo 2 de abril es el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo y pensé mucho sobre si quería escribir algo o no para compartir con motivo de este día. Debo confesarte que, en este tema, siempre he preferido “el hacer” por encima del “hablar” y esa es la razón por la que me he concentrado nueve años en lo que, para mí, es lo más importante: mi hija. Pero, por otro lado, también pensé que, si se trata de un día para crear conciencia, entonces qué mejor que lo haga quien tiene información de primera mano, ¿o no? Aunque esta vez me gustaría hacer una pequeña reflexión sobre un tema distinto a lo acostumbrado en la agenda TEA, ¿y sabes por qué?, porque el autismo no es un problema en sí mismo, el problema más bien es la sociedad que rodea a las personas con autismo; y no sólo a las personas dentro del espectro sino a muchas otras con diagnósticos diversos (hiperactividad, dislexia, personalidad limítrofe, etc.). La verdadera raíz del problema por el que atraviesan muchas personas con algún diagnóstico es la intolerancia.
Somos una sociedad que no ha aprendido que los cerebros funcionan de manera distinta y queremos, neciamente, estandarizar, etiquetar y encajonar a las personas como si se tratara de productos en serie… pero nada más lejos de la realidad. Por ejemplo, conozco a quienes cantan tres notas seguidas y desafinan cuatro (aún no sé cómo es que lo logran); o a quienes siguen dibujando como lo hacían en primero de kinder; a quienes para bailar tienen, no dos sino hasta tres pies izquierdos; a quienes son incapaces de crear o pensar en ideas nuevas; o para quienes el cálculo integral y el mandarín antiguo eran casi, casi lo mismo; o a quienes son incapaces de tocar un instrumento, a pesar de haber estudiado música con la tía o la vecina; conozco a los que no pueden coordinar su cuerpo para ningún deporte; o a las que se les quema el agua que pusieron a hervir en la cocina. Creemos en Dios, en Buda, en Alá, en la ciencia o de plano no creemos en nada; tenemos diversas afiliaciones políticas, deportivas, artísticas, etc. Nos gusta esto o lo demás allá ¿Y sabes qué? Todo eso está bien. Somos diferentes, pensamos diferente. Nuestro cerebro funciona de distinta manera y a eso se le llama neurodiversidad.
Madel y Ani
El próximo 2 de abril, más que recordar el autismo me gustaría que pensaras en que: no existen personas de molde. Todos somos distintos y eso es genial. No hay necesidades diferentes, créeme no existe tal cosa, así que no te compres ni promuevas discursos discriminatorios. Todos necesitamos lo mismo: aprender, jugar, comer, divertirnos, amar, etc. Y lo más importante es que, independientemente de lo diferentes que somos los unos de los otros, todos tenemos los mismos derechos.
Madel Esquivel
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Nota: Madel es una queridísima amiga queretana. Madel es fotógrafa y pintora, y su bella hija Ani es su modelo favorito.
El Vuelo de mi Mariposa 
Estoy de acuerdo con el mensaje general, pero frases como «conozco gente que no puede coordinar su cuerpo para ningún deporte» suelen hacer que se desestime (incluso «autodesestime») una evaluación para trastorno del espectro autista en adultos o adolescentes tardíos (cuando ya se comienzan a perder parte de los signos más evidentes) que aún no han sido diagnosticados. O que están mal diagnosticados con otras cosas que no tienen (lo cual es aún peor).
Hola!
Gracias por tu comentario. No entiendo bien a que te refieres… hablas de gente autista que tambien tiene problemas de motricidad? Creo que Madel mas bien habla de que nadie es perfecto y mucha gente considera que el autismo te convierte en una especie aparte, siendo que todos tenemos nuestras limitantes. Te agradeceria mucho que clarificaras/ampliaras tu comentario.
Saludos!
Flor
Exacto, y justo iba a agregar que -de hecho- también tienen este problema los que recién están entrando en la adolescencia (cuando el TEA todavía se nota bastante) pero al cambiar a un ambiente en el que ya no hay orientadoras pierden la posibilidad de ser correctamente evaluados
Repito: Entiendo que el post trata sobre aquella gente que discrimina y divide el mundo en «capacitados» y «discapacitados» sin darse cuenta de que ell@s también podrían estar «discapacitados» para ciertas tareas, pero como son del «mainstream» se les considera «normales».
PERO la frase sobre la falta de coordinación (como algo que también se da en gente «normal aunque torpe») es algo que de hecho se suele utilizar como argumento para relativizar/minimizar los problemas motores de personas que están en el espectro autista y no lo saben (y que así, al no poder darse cuenta de que el origen del sus dificultades está en una condición «del neurodesarrollo» siguen creyendo que tienen algo «mental/químico» y exponiéndose a tratamientos equivocados).
No sé si me expliqué bien esta vez.
Si, muchas gracias!
Hola!! Flor gracias por compartir esta reflexión en tu maravilloso blog. Eiquetas (disculpa no sé si así debo llamarte), gracias también por tu opinión. Tienes toda la razón en lo que dices, es factible que alguien que no puede desarrollar una actividad motriz o de otra índole, forme parte de TEA y no tenga algún diagnóstico. En realidad, la intención de mi texto no era tanto hablar de capacidades e incapacidades, sino más bien mostrar que existe una amplísima neurodiversidad. La mente (es decir, la forma en la que usamos el cerebro) varía tanto de persona a persona, que es absurdo querer estandarizarlas. Respetar que somos y pensamos diferentes, creo yo que es el primer paso para lograr una verdadera inclusión.
Totalmente de acuerdo!